El arte es esto para mí, para esta niña vieja que hoy soy. Es esta realidad imaginada que inevitablemente existe en un mundo creado por uno para sobrevivir explicándose inexplicables, es la emoción misma dibujada, declamada, escrita, meciéndose bajo nuestra piel y en última instancia, exhibida y compartida, en este espacio, hoy ante ustedes.
Bienvenido/a a este tambaleante vaivén de mi oscilografía.


jueves, 24 de febrero de 2011



uNA TAL EVA

Para Ña Eve, mi abuela.

Mi abuela en su inmensa sabiduría podía convencerte de la importancia del ser humano y de la familia por más disfuncional que esta sea, de que la vanidad era una virtud, de que la fidelidad en los hombres era utopía y de que ser una mujer sufrida era una especie de bendición que te hacia cada vez más fuerte, y mejor persona.
Contaba historias fantásticas sobre sus padres, hijos y hermanos. Parientes que no existían o habían muerto mucho antes de tu nacimiento y otros que se habían perdido o alejado y continuaban escondidos, en algún vericueto de su extensa novela.
Sin parirte ella supo ser madre engullendo manzanas, criando generaciones enteras, tal vez las mismas de la tal Eva y enfrentando todo tipo de adanes y serpientes. Yo, mientras tanto pienso continuar la tradición, aceptar mi pecado (no tan original en estos tiempos) y contarte un cuento como este, intentado a lo mejor ser un poquito como ella.
Como esa señora que tanto amó y finalmente murió, de cáncer, diciendo: "No quiero".


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