El arte es esto para mí, para esta niña vieja que hoy soy. Es esta realidad imaginada que inevitablemente existe en un mundo creado por uno para sobrevivir explicándose inexplicables, es la emoción misma dibujada, declamada, escrita, meciéndose bajo nuestra piel y en última instancia, exhibida y compartida, en este espacio, hoy ante ustedes.
Bienvenido/a a este tambaleante vaivén de mi oscilografía.


martes, 19 de abril de 2011



rEGALO DE CUMPLEAÑOS

Cuando ya me había resignado a no asistir al concierto de Joaquín Sabina por falta de presupuesto, ocurrió el milagro. Recibo la llamada de mi padre, unos días antes, diciéndome que me iba a regalar una entrada a preferencia pero que por el precio (320 mil guaracas) ya valía por mi cumple (para el que faltan tres meses) y quedo implícito que me olvidará de la Navidad y demás yerbas. No me lo esperaba realmente, más sabiendo que hace mucho en nuestras costumbres habían pasado de moda los regalos.

Ese domingo 17 de abril, ansiosa ya desde la mañana, empecé a llamarlo y llamarlo con ansiedad adolescente y me daban apagados sus dos teléfonos. En la tarde, cuando ya estaba al borde del llanto, me llama para avisarme que me esperaba a las 18 y 30 horas clavadas (ni un minuto más ni un minuto menos) para ir a agarrar un buen sitio en el Yacht. Él también iba, claro. Una vez ahí hube de abandonarlo (por suerte también estaban mis tíos y su actual pareja) para ir a ubicarme bien enfrente, al costadito del millonario VIP, solita y sola pero sonriente. Mis manos temblaban de emoción y ya me estaba por terminar la caja de puchos cuando con mucha puntualidad arrancó el concierto. “Esta noche contigo” y “Tiramisú de limón” fueron los primeros temas de muchos otros (ya me habían comentado que tocaría como unos 28 y alrededor de 2 hs), que me hicieron cantar, gritar, recordar y hasta largar algunas lagrimitas en homenaje a la ocasión. Era la primera vez que lo veía. Me lo había perdido hace 14 años y estaba ahí en frente… tal como me lo imaginé… todo un señor artista, todavía jovial y alegre a sus 62 años.

La puesta en escena memorable acompañada de un gran derroche de talento estuvo a cargo de su leal compañero y escudero Panchito Varona, Marita Barros, Jaime Asúa, Pedro Barceló, Antonio García de Diego y José Miguel Sagaste. Marita Barros fue una de las más ovacionadas tanto por su hermosa voz, como por su belleza y sus variados performances acompañados de coloridos y sugestivos vestuarios en alusión a los temas. Rematando además con una extraordinaria versión de “Yo quiero ser una chica Almodóvar”.

Creo que la larga espera, la odisea por conseguir entrada y haber empeñado unas 31 velitas valió la pena. Aunque “la cosa esté muy mala” en todas partes, como rezaba la remera de este Joaquín, me quedan aún muchos más cumpleaños. Y como Penélope, soy capaz de esperarlo otros 14 años si hiciera falta, porque está de sobra comprobado que lo de dejarte con las ganas no va con un españolito como éste. ¡Gracias Joaquín!


PD: y atrás mío suspiraba una cuarentona, que le gritaba a su acompañante cada tanto que no la joda porque era el día de su cumpleaños.

miércoles, 13 de abril de 2011



cON LOS PANTALONES BAJOS


Ella bailaba con dificultad al son de la musica en la semi oscuridad y entre miles de personas. El pantalón rojo desprendido luchaba por no caer mientras una gran y huesuda mano le humedecía la entrepierna alternando tiernas caricias con apretones freneticos. Estaban en medio de un concierto y él, la tocaba desesperadamente y ella lo disfrutaba sintiéndose comoda y a gusto.
Ella había decidido que era hora de dejarlo pero con el "mimito" y la estruendosa música (estaban casi al frente) se habia vuelto difícil el conversar.
-Vos no me queres... te gusta lo que represento- le decía.
Una mina con los pantalones bajos en medio de miles de personas, una mina sin verguenza, con el hilo conductor de su vida estirándole de la entrepierna. Una flor olorosa esperando ser domesticada o domesticarte, como la rosa del principito en el capitulo nueve. Ese del zorro que dice que lo esencial es invisible a los ojos guau.
Siempre pensó en la culpa, con los años iba pasando de una a otra viviendo como en interminables películas. Su madre le dijo alguna vez que eso era parte del ser mujer, de ese tener que callarse, estar atenta y no poder gritar a los cuatros vientos. Las groserías son muy poco femeninas, le dijo también esa vez a modo de consejo.
No digas pelotudeces- le susurraba al cuello sorprendiendola, la co estrella de esta nueva pelicula- mientras la sobaba cada vez con más vehemencia - yo te quiero y ya sabes que tu piel me vuelve loco.