El arte es esto para mí, para esta niña vieja que hoy soy. Es esta realidad imaginada que inevitablemente existe en un mundo creado por uno para sobrevivir explicándose inexplicables, es la emoción misma dibujada, declamada, escrita, meciéndose bajo nuestra piel y en última instancia, exhibida y compartida, en este espacio, hoy ante ustedes.
Bienvenido/a a este tambaleante vaivén de mi oscilografía.


domingo, 23 de mayo de 2010



nOSTALGIA DE INVIERNOS


Tengo las manos frías y aunque las froto, más por reflejo que por otra cosa, no logro más que una fugaz tibieza que desaparece al rato para convertirse en más frío, pero ya del que duele. Esta maldita moda de no poner bolsillos en la ropa para que esta se amolde más a las formas, y lo peor es que siguen ahí gua’u y cada vez más, pero falsos ¿qué sentido tiene?. Al final esa ausencia de bolsillos te llena de
complejos. No es lo mismo una cola sin bolsillos y no todas tienen la suerte de tener algo allá atrás o de tener algo con forma allá atrás, ¿y las caderas? las benditas caderas que la mayoría de las veces queremos ocultar se encuentran totalmente expuestas y ni hablar de la tetas, ¿eh?. Claro que acá ya no es culpa de los bolsillos. En el peor momento se te ponen duritas y sean las que fueran (por ser ellas) de por sí llaman la atención y tenes que estar soportando miradas y tratando de pasarlas por alto cuando a lo mejor te molestan y queres putear… o te incomodan y queres taparte, o te gustan pero tampoco podes ir y decir: “te vi mirándome las tetas ¿qué tal?”.
Cuando era chica sufría con el baño… levantarme temprano para ir a la escuela y quedarme desnuda y sentada, viendo como corría la ducha era mi forma de empezar el día. La verdad que hasta ahora tengo ese problemita con el frío. Si no fuera por los pelos (o sea por depilarme) y porque tengo pareja tranquilamente pasaría una semana sin bañarme y sin culpa alguna. Si total las personas limpias no tienen porque bañarse ¿verdad?. Claro que uno igual se limpia las partes “importantes” y se cambia la ropa interior y las medias. Y la cara… aunque eso es parte del despertarse. No podría despabilarme sin lavarme la cara. Es como el botón de arranque, después los dientes (para decirle chau al jurune mañanero) y a vestirse para ir a trabajar y si después podes con la siestita, te cambias rápidamente para tirarte de un salto bajo las frazadas y quedarte ahí, calentita.
Eso si cambió, la siesta. ¿Te acordas que nos obligaban a dormir? Y uno podía inventar cualquier cosa para hacer pasar el tiempo. Yo por ejemplo escuchaba la radio y me aprendía las letras de los temas del momento (Emanuel, Yuri, etc), o leía libros de mi vieja (que no entendía) y me memorizaba partes, después iba y cantaba y recitaba a mis amiguitos. Era divertido. Cada uno tenía su show.
Había una que bailaba (supuestamente muy bien), otra que hacía piruetas (practicaba gimnasia olímpica) y yo que cantaba o recitaba (el resto casi siempre era público).
El jurado estaba conformado por empleadas domesticas o niñeras que a veces hasta terminaban peleándose o nosotras enojadas con ellas por no votarnos y haber
perdido. Y para mi era tan importante participar en ese tonto concurso y sobre todo ganar. ¿De dónde me habrá salido este afán de competir? ¿Qué estarán haciendo mis amiguitas ahora?. De hecho lo sé, la que bailaba
es ama de casa y mamá de dos hermosas criaturas, la de las piruetas (que era la linda) está en Alemania estudiando y pesa no sé cuantos kilos más. ¡Que cosas che! y yo acá, quejándome del frío y de estos putos pantalones que
no tienen bolsillos. Como si ellos fueran a salvarme y pudieran guardar mis recuerdos sin dejar que se vayan. Retenerlos siempre en mis ropas de invierno, tibiecitos… sin importar quien gana.


nOTA DE DESPEDIDA

(de la ex mujer maravilla al hombre invisible)

No sé explicar el porque de tantos cambios. Además no debería. Siempre me gustaron estas cosas de poder mezclar imposibles con lo que vendría a ser mi realidad. A veces creí que se habían disuelto como las tres cucharaditas que suelo poner al toddy. A veces se escondían y los buscaba o simplemente jugaban conmigo al koreko.
¿Sabes quién soy? No, nunca dejé que lo supieras, por eso puedo saber contigo lo que es cierto y lo que no.
Hoy descubrí que ya no soy la mujer maravilla y que no todos los dibujitos terminan vivos... o como yo quiero...
(Hacer memoria de Candy, Lady Oscar, Titila, etc.)
¿Qué tal si apagamos la tele? O mejor cambiamos de canal. También podríamos cortar el cable porque para seguir con los dibujitos, si te pones a pensar, estamos grandes ya.