El arte es esto para mí, para esta niña vieja que hoy soy. Es esta realidad imaginada que inevitablemente existe en un mundo creado por uno para sobrevivir explicándose inexplicables, es la emoción misma dibujada, declamada, escrita, meciéndose bajo nuestra piel y en última instancia, exhibida y compartida, en este espacio, hoy ante ustedes.
Bienvenido/a a este tambaleante vaivén de mi oscilografía.


sábado, 11 de octubre de 2014

rESILIENCIA DICEN LOS EXPERTOS

Hace mucho no lograba sentarme a escribir. A lo mejor no ameritaba y eran muchas historias y no una sola, como la de sobre las avenidas Perú y Azara, cuando ella se animó a contarle por fin que estaba embarazada y él no hizo más que reventar una botella de cerveza, que segundos antes sostenía en la mano, contra la pared en la que se encontraba apoyada. Ella dedico unos minutos al desconcierto y en esa esquina, como una encrucijada, decidió volver por Perú hacia España y no terminar en Azara y Montevideo, en la piecita hedionda de siempre, aunque su rostro resplandecía por las lágrimas, que semejaban brillantes astillas de vidrio incrustadas bajo la piel. Nadie las vio enjugarlas y unos meses después nacía yo.


Siempre tuve la idea de que mis padres me habrían educado muy mal, no me habrían prestado la suficiente atención ni dado los mejores cuidados. Hoy dudo, pues aunque lo hubieran hecho probablemente yo no hubiera estado satisfecha. El miedo de los niños acostumbrados a ambientes violentos puede volver al abandono en pavor, sobre todo cuando se trata del cariño de tus padres, de un acelerado crecer sin manual de instrucciones e ir construyendo, como el juego del tembleque, un resquebrajado yo.


A los 16 quede embarazada por primera vez, y lo primero que hice fue no enjugarme las lágrimas, dejar que las astillas de vidrio heredadas brillaran. No estaba muy segura de quien era el padre y me resultaba sumamente bochornoso admitir mi promiscuidad frente a mis padres, y los principales sospechosos de esta paternidad inesperada. A dos días de dar la cara y enfrentar a todos me encontraba internada en un sanatorio, con una fuerte hemorragia. Conato de aborto fue el diagnostico del doctor. Estuve 3 noches y puedo reconocer que perdí mucho más que un hijo esos días. Nunca es fácil decir la verdad, sobre todo cuando la gente esta acostumbrada a escuchar mentiras.


Hoy, dos hermosos niños me paralizan de miedo y al mismo tiempo llenan de fortaleza, me erijo ante ellos cual muro de piedra, y solo la soledad de mi cuarto de madre soltera me permite hacerme añicos, mientras consulto oráculos y horóscopos, improviso conjuros de bruja y me convenzo de que en algo me sirven.


Resiliencia dicen los expertos. Para mi que es la vida misma la que de repente te muestra lo que verdaderamente vale la pena y, es de eso lo que te agarras y seguis, y aunque sea mirando para atrás le das para adelante.