El arte es esto para mí, para esta niña vieja que hoy soy. Es esta realidad imaginada que inevitablemente existe en un mundo creado por uno para sobrevivir explicándose inexplicables, es la emoción misma dibujada, declamada, escrita, meciéndose bajo nuestra piel y en última instancia, exhibida y compartida, en este espacio, hoy ante ustedes.
Bienvenido/a a este tambaleante vaivén de mi oscilografía.


lunes, 24 de mayo de 2010



iGUALITO A LA MAMÁ


Noches de terror… y de las malas. Como las películas de Chuckie, Dolly y todos esos muñecos malditos. Dormir con miedo a algo o mejor dicho preocupada por algo siempre acarrea sueños raros que terminan confundiéndote más, al menos a mi, porque suelo tomarlo todo como una señal. Tengo la estúpida costumbre de creer en supersticiones e incluso inventarlas donde no las hay y por lo que noto de éstas, van a ser transmitidas de generación en generación empañando la objetividad de mi prole. Porque si para mi abuela ya fue así y en una época como la suya, imagínense a mi mamá (que es todo un personaje por lo especial) y ahora a mí. ¿Por qué esta responsabilidad? ¿Terminamos siempre pareciéndonos a nuestras madres? Pero a ellas les pasó lo mismo ¿no? ¿Con quien empezó este plan maquiavélico? ¿En qué consistió en un principio?
Es entendible que con el tiempo el objetivo se vuelva un poco confuso.
Me atrevo a decir que a lo mejor una Señora de nombre Prehistoria (hay cada nombre) o también podría haber sido Eva, despertó malhumorada en medio de la noche por ronquidos, además de ser empujada y al mismo tiempo destapada y haber pasado mucho frío. ¿Vieron que a veces tenes mucho frío y estas muy lejos de tu casa y de repente te entran ganas de llorar? Bueno, imaginen todo esto mezclado con rabia por no poder volverte a dormir, por la falta de consideración y todos esos “mínimos” detalles que Uds. ya conocen o se imaginan; creo que esto bien pudo haber desencadenado en una venganza terrible en contra de la otra especie (el hombre) y fueron años y años de entrenamiento con el único fin de complicarles la vida. Claro, que en ese periodo anteriolítico está mujer no previó un grandísimo detalle o a lo mejor era ignorado por ella, el de que ese “animal extraño” tendría el antídoto perfecto contra su plan. Después de escuchar todas sus recriminaciones decir simplemente:” Sí, mi amor” y seguir durmiendo (a veces hasta roncando como le pasó a esta Señora) pero ya en sintonía con su misma respiración, rodeándole con un brazo el cuello y con el otro la cintura, calentándole la nuca con su aliento y haciéndola dormir calentita bajo su ala; poniéndola en una situación en la que no le queda otra que soltarse, decididamente dejarse ir, empezar a soñar...
Es por eso que esto continúa.
Es un estar conscientes de la necesidad misma que al final es vista como una tradición. Por el sólo hecho de que nos gusta dormir y despertar así, tan simple.
Entonces pregunto al sexo opuesto, hombre, varón, macho: ¿por qué vendernos tequieros cuando estos son sensibles al tacto? ¿no es mejor seguir durmiendo o esperar a que amanezca el día lejos de nuestros miedos? Y aunque los vamos a volver a ver con el sol, caminar ya despacito… de puntas de pie para no despertarnos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario