El arte es esto para mí, para esta niña vieja que hoy soy. Es esta realidad imaginada que inevitablemente existe en un mundo creado por uno para sobrevivir explicándose inexplicables, es la emoción misma dibujada, declamada, escrita, meciéndose bajo nuestra piel y en última instancia, exhibida y compartida, en este espacio, hoy ante ustedes.
Bienvenido/a a este tambaleante vaivén de mi oscilografía.


martes, 13 de abril de 2010



yO, MIS PERSONAJES Y EL BURRO POR DELANTE


Si me tocara alguna vez improvisar. ¿Qué haría?. Si tuviera que pararme frente a alguien y mostrarle lo que siento, no lo que pienso (puesto que la emoción previamente meditada dejaría de ser una improvisación). Seguramente utilizaría algunos de mis personajes ya lejanos y gastados, que me ayudaron a mantener el equilibrio entre lo que es, lo que no, lo que quiero que sea, lo que no debió ser, lo que debería de ser y lo que pudo haber sido.

Empezaría probablemente con la mujer mecedora. Ella diría:“¿A ver? ¿Qué quieren escuchar? Yo puedo contarles un montón de cosas, como por ejemplo que estoy harta de las mujeres. Tienen el ego tan grande (y la capacidad de crear en nueve meses nuevos eguitos) y se reprimen. Si, ¡Todas! Creen que todo es cuestión de esconderse tras sus cuerpos, de una buena labia, de un triste cuento... encima me tienen miedo. ¿De qué tienen miedo?. Todavía no saben que no es cuestión de mostrar las piernas sino de convencer al otro que no hay más piernas que estas, que es totalmente distinto. Al final, aunque no lo crean siempre salgo perdiendo yo. Claro, que no desde mi punto de vista. Por suerte tengo el don de ser asquerosa y conscientemente egoísta. Mientras ustedes hablan de suerte, yo trato de estar siempre preparada. Mientras ustedes hablan del valor de las cosas yo sigo buscando cosas mejores. Es tan grande la perfección que anhelo que el día que la encuentre no importara más nada. Y si algo realmente importa habré perdido... porque cuando ustedes sienten vergüenza yo siento asco. Al hombre inteligente me lo paso entre las piernas…”
Y seguramente en esa escena terminaría llorando desconsoladamente (pero de rabia) y en el suelo, prácticamente sin ropa y moviéndome hacia delante y hacía atrás... hacia delante y hacia atrás…

Después recurriría al hombre verde, hermoso pero verde. Un hombre que no sabe pronunciar palabra porque todo lo dice a través del movimiento. Un hombre que huele a tierra mojada y cuando llora lo hace con el cuerpo. Un hombre que todas las mujeres ven, pero al que nadie toca porque si se acercan mucho desaparece o se transforma en árbol.
El hombre que de pequeña aparecía en mis pesadillas dándome miedo, y de grande... de tanto pensarlo no duermo. Un hombre que no habla, que no toca, que no lastima porque no existe un hombre de color verde. Entonces empezaría a bailar pensando en él, y sólo para él.

Luego aparecería cucha duende, un personaje bastante complejo que aun no entendemos si realmente es un duende como dice su nombre o cree que lo es. O probablemente sea un humano, que frustrado, un día desespera y siente ganas de ver al mundo de otra manera. De jugar a lo que no es, olvidando al mundo en que se encuentra. ¿O es realmente un duende?, ya que se cree que estos pueden metamorfosearse en seres humanos, que va dejando pedacitos suyos por todas partes. Porque imagínense, por más de que se quiera no existe relación que resulte entre duendes y humanos. Mientras los primeros ven la vida como una masa grande, blandita y calentita donde saltar y jugar al puro estilo globo loco, los segundos creen ser esas masas y cuando pasa el tiempo se cansan y tratan de endurecerse adoptando distintas formas, a lo mejor por eso no pueden convivir... y así empezaría a jugar con e cuerpo y las palabras, con esos porques, ques y comos hasta cansar al que mira y escucha, hasta que sientan mi ignorancia o ingenuidad (llámale cangrejo) y ganas de ayudarme o abrazarme.

También podría usar al diablito azul que no es el que todos piensan anda diciendo boludeces sobre nuestros hombros. Es azul (al menos el mío) porque es mi color preferido y anda tan ebrio de vida el pobre que se las pasa enredado en historias, que en parte podrían hasta ser ciertas, y en otras creo que deberíamos de tener en cuenta la cantidad de alcohol que ha consumido y el estado de ánimo que en ese momento le acompaña. Este diablito se caracteriza mas que nada por su falta de escrúpulos y su capacidad de hacer pasar lo correcto como incorrecto y viceversa, de acuerdo a su conveniencia siempre, claro.

Y para despedir a todo este elenco aparecería la dulce milonguerita quien se pasa la vida de tango en tango, llorando penas de amor y comparando su vida con la de alguna novela. Tratando de sentir y defender al amor sin querer entenderlo y buscando siempre al amado lejano, esquivo e imposible. Quizá entonces me ponga a cantar y descubra estar enamorada (como ahora) y termine dando consejos en materia de relaciones a cualquiera que los solicite o se preste a escuchar y hablándole de personajes raros que cualquiera creería que son mentira.

Y recién ahí, por fin me animé y diga “Gracias”.
Esperando con ansias que al que este de turno ese día no se le olvide bajar el telón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario